dimarts, 1 de gener del 2013

CREER EN DIOS PUEDE INCREMENTAR LA RESPUESTA AL TRATAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL DE LA DEPRESIÓN

Numerosos estudios muestran que las creencias religiosas pueden proteger contra la depresión, la desesperanza y disminuir el riesgo de suicidio. Asimismo, estas creencias facilitan el control de las emociones negativas y son un recurso útil para hacer frente a los períodos vitales complicados. No obstante, cabe tener en cuenta que el lado oscuro de las creencias religiosas, como los sentimientos de culpa de contenido religioso o el odio hacia un ser espiritual superior, pueden exacerbar los síntomas psiquiátricos e incluso facilitar su aparición.

Anteriormente ya se había observado que las personas con un trastorno por angustia (crisis de pánico) para los que la religión era muy importante obtenían mayores beneficios del tratamiento cognitivo-conductual, con resultados que se mantuvieron hasta 12 meses después de finalizarlo.

Una posible explicación a estos hallazgos es que las personas con creencias religiosas sólidas también tengan más fe en el beneficio que obtendrán del tratamiento psicológico. Esta expectativa positiva comportaría, entre otras ventajas, una mayor motivación y un mayor cumplimiento de las prescripciones terapéuticas. Otras posibles explicaciones incluyen que las creencias religiosas faciliten el autocontrol emocional aportando una mayor capacidad para evaluar de manera menos perjudicial lo que nos sucede o una mayor capacidad para experimentar emociones negativas sin esquivarlas con estrategias que a medio plazo resultan perjudiciales como, por ejemplo, evitar las situaciones que nos dan miedo o aquellas para las que suponemos más esfuerzo que beneficio.

En el estudio que presentamos, en el que la mayoría de los casos eran de depresión mayor, el número de personas que creía en Dios fue mayor entre los que respondieron al tratamiento cognitivo-conductual. Cuanto más firme la creencia, mayor fue la respuesta al tratamiento independientemente de la edad y el género. El pertenecer o no a una comunidad religiosa no tuvo ninguna relación con el beneficio obtenido del tratamiento. La creencia en Dios se asoció a una mayor credibilidad del tratamiento, a mayores expectativas de beneficio y a una mayor disponibilidad de apoyo social, pero no a la utilización de estrategias no perjudiciales de regulación emocional. Aunque únicamente la creencia en el tratamiento y las expectativas de beneficio mediaron la mejoría de la depresión, parte de la relación entre creer en Dios y la mejoría de la depresión se mantuvo independientemente de la fe en el tratamiento psicológico.

Curiosamente, solamente dos personas refirieron no creer en Dios y creer firmemente en el tratamiento cognitivo-conductual, lo que parece indicar que la fe puede ser una característica personal que, cuando se posee, no se aplica únicamente a la religión, sino también a otros ámbitos de la vida de la persona.

El estudio, no obstante, no responde algunas preguntas importantes como, por ejemplo, por qué la fe en Dios no se relacionó con una menor intensidad de los síntomas depresivos previos al tratamiento, o qué hubiera sucedido si el estudio no se hubiera realizado en una de las zonas menos religiosas de los Estados Unidos.

Rosmarin, D.H., et al., A test of faith in God and treatment: The relationship of belief in God to psychiatric treatment outcomes. Journal of Affective Disorders (2012), epub ahead of print.