dimarts, 17 de febrer del 2015

¿HAN AUMENTADO LOS SUICIDIOS CON LA CRISIS?

Cada vez que se produce una recesión económica grave se reabre el debate sobre la relación entre el desempleo y el suicidio. Tras la crisis mundial de 2008 casi 32 millones de personas en todo el mundo perdieron su empleo. Datos provenientes de Europa, los Estados Unidos y Asia sugieren que existe una relación entre el aumento del desempleo y el del número de suicidios. Una posible explicación a esta relación es, por supuesto, que el desempleo comporta dificultades económicas graves, pero también que aumenta el número de casos de depresión, que reduce el acceso a los dispositivos de salud mental e incluso que puede provocar que la persona desempleada se vea obligada a interrumpir el tratamiento psicológico o psiquiátrico que está recibiendo.

Sin embargo, la relación entre el desempleo y el suicidio puede que no sea tan directa. Datos previos sugieren que el efecto negativo del desempleo puede ser incluso previo al inicio de la crisis y que puede ser mayor en los países con una menor tasa de desempleo previa a la crisis.

Un reciente estudio muestra que el riesgo relativo de suicidio asociado al desempleo aumentó en un 20-30% en todo el mundo entre los años 2000 y 2011. Tal como se había previsto, el efecto de la crisis económica en el número de suicidios parece iniciarse 6 meses antes de que empiece a aumentar el desempleo. Es posible que los recortes en las empresas y la reestructuración del mercado laboral previos a la crisis aumenten el estrés y la inseguridad laboral lo que, a su vez, influya negativamente en la salud mental de los trabajadores, especialmente los más vulnerables.

Por otra parte el efecto del desempleo en el número de suicidios fue más acusado cuanto más baja era la tasa de desempleo antes de la crisis económica. En concreto, pasar de un 3% de desempleo a un 6% puede aumentar el número de suicidios en un 6%, lo que es mucho menor que si el desempleo se incrementa, por ejemplo, de un 12% a un 15%. Puede, por tanto, que el aumento repentino del desempleo en países con elevados niveles de ocupación tenga un efecto más potente en cuanto a la generación de miedos e inseguridades y en la reducción de la capacidad subjetiva para hacer frente a la estresante circunstancia de haber perdido el empleo.

En contra de lo esperable no se observó un menor riesgo de suicidio en el grupo de edad de las personas jubiladas. Aunque el diseño del estudio no permite explicar este hallazgo, parece que el desempleo de los hijos y nietos también puede afectar negativamente a las personas que ya han entrado en la jubilación laboral.

Los datos parecen suficientemente contundentes para promover iniciativas oficiales encaminadas a prevenir el desempleo y a detectar lo antes posible los casos en riesgo de suicidio. Por supuesto, y sin menoscabo de actuaciones inmediatas, parece más razonable acordarse de iniciar estas medidas en los momentos de estabilidad económica, cuando se dispone de más recursos, que esperar a buscar soluciones en crisis, cuando la recesión económica y el desempleo ya han ejercido su efecto negativo y cuando tanto los recursos de intervención como las probabilidades de éxito son mucho menores.

Nordt C, Warnke I, Seifritz E, Kawohl W. Modelling suicide and unemployment: a longitudinal analysis covering 63 countries, 2000–11. The Lancet (publicado online en febrero de 2015).
http://www.thelancet.com/journals/lanpsy/article/PIIS2215-0366(14)00118-7/abstract